jueves, 25 de noviembre de 2010

"Pueblo" es la historia que no tiene que vivir Venezuela

(Entrevista Semanario "Todos Adentro" por Estela Ríos)


Pérez Pirela en una nueva faceta
La novela presenta una inmensa reflexión sobre los desvaríos de las dictaduras latinoamericanas, y es que el autor considera que hoy más que nunca hay que escribir sobre las dictaduras, y hoy más que nunca hay que saber cuáles fueron los errores que se cometieron en el pasado
Miguel Ángel Pérez Pirela, se muestra  en una nueva faceta, él es conocido por muchos como el director y presentador  del programa matutino que transmite Venezolana de Televisión, Cayendo y Corriendo, es el Vicepresidente del Instituto de Estudios Avanzados Idea, y ahora nos sorprende con su primera novela Pueblo, presentada el pasado cinco de noviembre  a sala llena en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos.
Pérez Pirela, ya ha escrito tres libros La apuesta de los dioses (2000), Perfil de la discusión filosófica política contemporánea (2005) y Del Estado posible(2008). Sin embargo, Pueblo es su inicio en la narrativa, y en ella relata cómo es una vida en dictadura.
Contó que Pueblo es  una novela de Amor, en la que él trabajo aproximadamente unos ocho o nueve años de su vida, tiempo en el que hizo tres tipos de investigación. Para conocer más de esta experiencia, Todosadentro conversó de manera amena con el autor de esta novela.

-¿Cuáles fueron esas tres investigaciones en las que te basaste para escribir Pueblo?

-Primero una investigación Socio Política, de lo que quiere decir la palabra pueblo, la hice en un postdoctorado en París. Después una investigación musical sobre el Jazz, porque en Pueblo está el Jazz por todas partes, fue la música de los afro descendientes, porque aunque ahora sea una música elitesca, fue la que dio origen a mucha de la música contemporánea que nosotros conocemos de gente excluida en Nueva York.
Siempre digo que ‘contrariamente a las películas que tiene bandas sonoras, las novelas no lo tienen, pero Pueblo si tiene una banda sonora, leyendo Pueblo, casi que puedo escuchar el Jazz por todas partes’. El tercer elemento es el literario, Pueblo no nació por si sola, se inscribe en una tradición literaria de grandes novelas, sobre el tema de la dictadura, nosotros en estos momentos vivimos en una democracia participativa y protagónica con elecciones cada año, pero algunas veces nos olvidamos que toda nuestra región estuvo castigada por dictaduras de extrema derecha, muchas de ellas apoyadas por los Estados Unidos, lo que hizo que nacieran novelas como el Otoño del Patriarca de Gabriel García Márquez, El discurso del método de Alejo Carpentier y La Fiesta del Chivo de Vargas Llosa, ‘mal político pero buen escritor’.

-¿Por qué recurrir al amor para tocar temas de política?

-Ciertamente Pueblo es una novela de amor, de despecho, de desilusión, porque uno de los elementos de la política es el amor, no hay política sin amor, pero el amor como pasión, y todo amor tiene un odio, y yo creo que en las grandes vertientes de la política, cuando se odia es la dictadura, cuando se ama es la democracia participativa y protagónica.
Yo creo que este es un momento estelar en la historia de Venezuela, porque es un momento en que una generación que ya pasó, y a la que se le llamó la generación boba, y que estaba castrada, decía que lo único que podía pasar de bien, era que vinieran los gringos a ayudarnos. Ahora resulta, que este país, nos da a los jóvenes la oportunidad de expresarnos en varias facetas, por eso yo creo que una de las facetas que hace parte de mi, y que es una de las más íntimas y la que más le dedico tiempo, es la escritura, y creo que en la escritura, el AMOR, llega mucho y puede ser más penetrante que un discurso político, pero insisto, la política y el amor van de la mano.

-¿ Y Por qué la ficción?

-La investigación es sociopolítica, pero todo transformado en ficción, en Pueblo hay cuentos de torturados de Uruguay y de exiliados de Argentina, pero la novela no es descriptiva. Yo estoy por la novela fantasmal, por la novela que está unos centímetros por encima de la realidad. Esto incluso es asi en las relaciones de amor y eróticas, las cosas uno no las describe, a veces sólo hace falta susurrarlas para que ya el resto se sepa.

-¿Cuál es la reflexión que plantea en ese juego de amor y ficción que presenta Pueblo?

-Hay una inmensa reflexión sobre los desvaríos de las dictaduras latinoamericanas, y es que hoy más que nunca hay que escribir sobre las dictaduras, hoy más que nunca tenemos que saber cuáles fueron los errores que se cometieron en el pasado y en otros países, y sobre todo delante de una oposición con la cual yo puedo discutir, y con la  que estoy de acuerdo al diálogo, hasta que ellos me digan que esto es una dictadura. Yo creo que esta novela demuestra qué es realmente una dictadura y qué puede ser. Yo creo, que en tiempos de democracia tenemos que echar la vista atrás y reflexionar sobre la dictadura.

-¿También define a Pueblo como una novela experimental, Por qué?

-Porque no es una novela que se le da al autor ya digerida. Son tres novelas en una, porque hay tres estilos de escritura, se pasa de la primera, a la segunda y a la tercera persona, sin ningún punto y seguido o punto y aparte. Hay páginas sin un sólo punto, pero hay otra parte que es muy clásica, diálogo con su márgenes. Una historia con cada tipo de escritura, que luego se repite, y en el medio hay un cuento.

-Mencionó que estamos en una época donde se pueden cumplir varias facetas, incluso tú las cumples en Cayendo y Corriendo, en IDEA , en RNV,  y como escritor. ¿Es el mismo Miguel Ángel en cada uno de estos espacios?

-(risas) ... Sí, es el mismo Miguel Ángel, aunque muy cansado... Es el mismo porque el Miguel Ángel de Cayendo y Corriendo, el Miguel Ángel Vicepresidente del IDEA, y el Miguel Ángel escritor están unidos por la investigación y la reflexión. Estos aspectos unen a este Miguel Ángel y simplemente lo que expreso de forma diferente son los resultados de esas investigaciones. Uno a través de una novela de amor, otro a través de un artículo académico y otro a través de Cayendo y Corriendo.

-Hablaste de hacer muchas investigaciones, incluso para poder definir Pueblo. Después de esa investigación y de escribir la novela que lleva ese nombre, cómo defines hoy la palabra Pueblo

-Mira, Pueblo ha dado para todo. Incluso por eso la novela se llama Pueblo y no El pueblo. Entonces, Pueblo quiere decir todo y nada, y el peligro de no definir qué quiere decir Pueblo, puede llevarnos a desvaríos populistas. Por ejemplo, Pueblo es lo contrario a una ciudad, pueblo es campo, pueblo es lo que puede definir una nacionalidad. Yo creo que debemos darle sentido nuevamente a la palabra Pueblo, creo que si la resemantizamos, le estaríamos haciendo un gran favor a la reflexión sobre lo que está pasando en estos momentos en Venezuela. En este caso se trata de un pueblo pasivo, que se deja dominar, es decir Pueblo describe el anti-pueblo. Me causa mucha satisfacción escribir Pueblo desde una revolución, triste hubiese sido, hacerlo desde una dictadura.

-¿Cuál es la contribución que da Pueblo a quienes la lean, en el sentido de ese mismo convivir que llevan  los habitantes del Pueblo?

-La primera contribución que quiero que le haga a la gente, es una contribución a la belleza como toda obra de arte, que la gente le guste y se enamore. Y que el pueblo venezolano entienda que toda revolución pasa por la cultura, es decir, no hay revolución sin cultura, ésta en el sentido más amplio. La  única contribución que quiere Pueblo para la Revolución Bolivariana, es que sea considerada como una obra de arte, fruto del esfuerzo sociopolítico que todos los venezolanos estamos haciendo en esta revolución.

-¿Se demuestra un conformismo en la gente de Pueblo, a quién se te asemeja ese pueblo y quién está reflejado allí?

-El pueblo que se define en Pueblo, es un anti pueblo que se deja subyugar por un gobernador enamorado. Ese pueblo no tiene nada que ver con el pueblo venezolano actual, un pueblo alzado que exige y que es capaz de salir a la calle como un 12 o 13 de abril. Pero si se parece a esos pueblos que colocaron de rodilla en Uruguay, en Argentina, en Brasil, en Chile con el plan cóndor. Pero definitivamente Pueblo, es la historia que no tiene que vivir Venezuela.

Pueblo no es una obra para vender, es una contribución artística al proceso
que estamos viviendo


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