domingo, 21 de febrero de 2010

Del ParaEstado posible (I):

La injerencia Paramilitar en Venezuela
Miguel A. Pérez Pirela

La injerencia y el “narcoparamilitarismo” son temas de gran complejidad en el ámbito político y social. Cuestiones éstas que en la actualidad son motivo de preocupación para todos los ciudadanos venezolanos en general, y aún más, para el propio Estado Venezolano. Dicha cuestión exige entonces ser tratada de la manera más sistemática posible. Hay que comenzar por ello con un enfoque que permita determinar cuál es el problema real al cual se está enfrentado el Estado venezolano actual. Nuestra hipótesis es la siguiente: nuestro país no es escenario sólo del paramilitarismo con su efecto inmediato, sino también de la construcción de lo que llamamos el “ParaEstado” venezolano.
El presente artículo definirá precisamente dicho ParaEstado y su silenciosa construcción, como uno de los mecanismos por antonomasia de injerencia estadounidense en nuestro territorio.
En este sentido, es importante también recalcar que el proceso fundamental de injerencia en Venezuela por parte de los Estados Unidos, y sus aliados colombianos, no pasará de ningún modo por las Fuerzas Armadas tradicionales, sino precisamente por una injerencia y una guerra silenciosa de cuarta generación , cuyo fin último es la creación de un ParaEstado venezolano a imagen y semejanza de los “ParaEstados colombianos”.
1.- El Estado tradicional: Fronteras definidas/Fuerzas Armadas unidas y únicas/Cabeza común y reconocida
En este contexto es pertinente comenzar preguntándonos cuáles son las características del Estado tradicional al cual se sobrepone el ParaEstado.
En resumidas cuentas el Estado, según la teoría clásica, posee tres características fundamentales que lo definen como tal: fronteras definidas, Fuerzas Armadas unidas y una cabeza común y reconocida por toda la población. Si alguno de estos tres elementos falta, no podemos hablar de Estado.
2.- El Objetivo de la injerencia es desestructurar el Estado latinoamericano
Al realizar un recorrido sobre algunos de los hechos más impactantes de injerencia estadounidense en este siglo que comienza, nos topamos con lo ocurrido en Bolivia a través del fenómeno separatista de la “media luna”, a través del cual se trató de des-estructurar los elementos fundacionales de lo que se conoce como Estado moderno. En las provincias de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija se intentó acabar definitivamente con las fronteras establecidas del Estado Boliviano, se pretendió deslegitimar la cabeza común representada por Evo Morales y, sobre todo, se buscó fraccionar las Fuerzas Armadas Bolivianas .
Ello no es casualidad, ya que precisamente ésta parece ser la táctica y estrategia fundamental de un tipo de injerencia estadounidense. En otras palabras, dichos mecanismos de injerencia buscan destruir los Estados-naciones latinoamericanos. Hay que aclarar que dicha metodología de injerencia no es propia del siglo XXI, sino que ha sido también utilizada en diferentes momentos y geografías durante el siglo XX. Recordemos la metodología de las privatizaciones utilizada por el neoliberalismo en Latinoamérica, que subsiguió en forma de democracia liberal a las dictaduras de los años 70 y 80, para minimizar y resquebrajar el Estado .
Claro está, en otras partes del mundo otros movimientos injerencistas y separatistas, guiados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, han jugado un rol importante en el establecimiento de nuevos Estados, producto del fraccionamiento de Estados anteriores, dando paso a sistemas políticos más proclives a una entrega silenciosa de la soberanía de éstos .
No podemos referirnos al sistema de injerencia y separatista del caso venezolano sin antes retomar la ya comentada categorización que realizó el Sociólogo alemán Weber sobre el Estado, al definirlo como el monopolizador de la violencia legítima dentro de unas fronteras determinadas. Lo propio de la creación de un ParaEstado en Venezuela tiene que ver precisamente con este punto: si existe dentro de las fronteras de un Estado una organización alterna que busque monopolizar dicha violencia legítima, estaríamos hablando de la presencia de un ParaEstado.
Esta concepción de Estado que hemos venido categorizando es entonces fundamental para analizar lo que está pasando en Venezuela actualmente, y darse cuenta que lo que está en juego – aunque para muchos actores políticos venezolanos, tanto oficialistas como de la oposición, pueda parecer una discusión de carácter coyuntural – es la existencia misma del Estado venezolano. En fin, la problemática anteriormente planteada conlleva a interrogarnos sobre la subsistencia misma de la soberanía de lo que hoy conocemos como el Estado venezolano.
3.- Sistema y objetivos de la injerencia estadounidense: Debilitar el Estado y su Soberanía/Creación del ParaEstado venezolano
Hasta aquí se debe tener claro que actualmente la injerencia estadounidense busca desestructurar los Estados a través del debilitamiento de su soberanía. Para ello se está utilizando de más en más como estrategia la creación de un ParaEstado con alardes de soberanía propia que evidentemente va más allá de la soberanía del Estado venezolano.
La construcción del ParaEstado se fundamenta en un sistema de injerencia que tiene tres protagonistas fundamentales:
3.1 DAS -CIA
El primer actor de este sistema de injerencia es el DAS (y la CIA en tanto su organismo matriz), el cual últimamente ha intentado penetrar en la región a través de planes como Falcón, Salomón y Fénix , teniendo como objetivo a países como Ecuador, Cuba y Venezuela.
Este organismo en estos últimos años ha sido objeto de diversos escándalos, que no solamente dan luces sobre su relación con el negocio del narcotráfico y la Casa Blanca, sino que además dejan claro graves abusos de poder sobre todo en lo correspondiente al espionaje ilegal, tanto dentro de Colombia como fuera de sus fronteras .
Muestra de ésto es que en el 2007 es destituido el Director del DAS José Noguera Cortés, por vinculaciones con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En este hecho se vieron involucrados 68 congresistas y 3 presidentes del Congreso colombiano. A ello se debe aunar el escándalo por espionaje de los exdirectores María de Pilar Hurtado, Joaquín Polo y Felipe Muñoz Gómez en el 2008 y la detención de 2 espías del DAS en Venezuela, en septiembre del 2009.
3.2 Para-militarismo
El segundo actor del proceso de injerencia paraestatal contra Venezuela es precisamente el Paramilitarismo. En este caso las pruebas son todavía más arduas y espectaculares a la vez: el 09 de mayo del 2004 cuerpos de seguridad del Estado venezolano capturaron a 56 paramilitares colombianos vestidos con uniformes de la Fuerzas Armadas venezolanas en la finca Daktari, ubicada en El Hatillo, propiedad del cubano Roberto Alonso , (alias El Coronel) autor intelectual de la llamada operación “guarimba” patrocinada y dirigida por la Coordinadora Democrática con el objetivo de desestabilizar al gobierno venezolano, el 10 de abril de 2006 Rafael García (Ex jefe de informática del DAS) acusó a Noguera (Director del DAS en ese momento) de estar inmiscuido en la política venezolana. A este hecho también se le pueden sumar la detención del Coronel retirado Mauricio Alfonso Santoyo el 07 de agosto del 2007.
3.3 Oligarquía colombiana
El tercer actor fundamental de este sistema de injerencia es la oligarquía colombiana, que a pesar de un comercio bilateral colombo venezolano, según cifras de Instituto Nacional de Estadística llegó en el 2009 a 4.166 millones de dólares, ha mantenido un apoyo irrestricto al proceso de injerencia en Venezuela por parte de los Estados Unidos a través, entre otras cosas, de una importante campaña mediática que no sólo ha tratado de atacar y desprestigiar al Estado venezolano, sino que también ha escondido hechos y escándalos relacionados con el Paramilitarismo y el ParaEstado.
Podemos decir entonces que dicha oligarquía colombiana mientras estaba favoreciéndose con negocios multimillonarios con el Estado venezolano, al mismo tiempo lograba jugosas ganancias con el negocio por antonomasia de la Colombia de nuestros días. Ello se ve reflejado en la concretización de dos de los negocios más importantes que se han hecho en la historia colombiana: El Plan Colombia con sus millones de dólares en inversión militar y las siete bases militares ocupadas por fuerzas norteamericanas en territorio colombiano, negocios que por cierto van en desmedro de la soberanía venezolana. Al respecto, Luis Britto García afirma, que la solución más asequible para el mantenimiento de la hegemonía norteamericana es el control sobre los gobiernos locales, la penetración cultural, y la instalación de bases militares. (Continúa...)