El autor asegura que la revolución necesita obras literarias de nivel, no sólo panfletos
El filósofo y escritor venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela presenta Pueblo, su último libro, “una novela de amor”. En el relato se entremezclan la historia de una dictadura latinoamericana del siglo XX y las relaciones de amor (y también de odio) que viven sus protagonistas
Pueblo es el cuarto libro de este autor venezolano, sin embargo lo siente como su primero. Quizás por el amor y el esfuerzo que le ha dedicado. Fueron ocho años de gestación y de investigación. El resultado es una obra “onírica”, como la describe él mismo, que se inscribe en la tradición literaria de las novelas que hablan sobre las dictaduras en América Latina.
¿Cuál es el tema de esta novela?
Pueblo simplemente es el espacio tiempo en el cual se desarrolla la novela. Ésta tiene varios puntos fundamentales. Trata el tema al mismo tiempo del amor, del erotismo, unidos al poder. Porque detrás de todo discurso sobre el poder hay un discurso sobre la sensualidad y el erotismo. En este caso, uno de los protagonistas es Gobernador, que
es el dictador conservador de derecha que nosotros tuvimos durante todo el siglo XX en Latinoamérica.
Y hay un contra-personaje o un contra-protagonista que es Fantasma, es la figura del anarquista, del guerrillero suramericano. En este caso los dos luchan por una sola mujer, que más que una mujer son todas las mujeres al mismo tiempo.
Entonces es una lucha desde dos perspectivas, de control de ella a través del dictador, que cambia todo el pueblo con tal de que se adapte a ella. La lleva a pasear y hace que se detengan los carros, se detenga el viento, todo. Va controlando Pueblo por el amor a ella. Y por otra parte en las noches llega un tipo, un anárquico, que la toma por debajo de las piernas y la hace volar por todo Pueblo y que la libera. Y ese es Fantasma, el anarquista.
Alrededor de estos personajes se tejen otras historias. Yo diría que se trata de tres novelas en una sola. Hay también otro elemento que es fundamental en la historia, y es el jazz. Desgraciadamente el jazz ha sido robado por las élites, pensando que es una música solamente para escuchar en Nueva York, en un buen bar tomando un vino francés. Pero resulta que el jazz a inicios del siglo pasado era la música de los negros, excluidos, alcohólicos, drogadictos, pero de grandísimo valor musical. Pueblo habla de la política, es una reflexión sobre la dictadura y el poder, el amor y lo que es posible llegar a hacer por el amor. No es una novela rosa ni nada, es un amor muy sensual, muy pegado a la tierra, muy concreto. Los personajes se llaman por su nombre, el gobernador se llama Gobernador, el fantasma se llama Fantasma, el prisionero se llama Prisionero, el secretario se llama Secretario y pueblo se llama Pueblo. El lector tiene la vista de Prisionero, que es un escritor encarcelado por la dictadura que va describiendo todo lo que pasa en Pueblo. Y al momento de escribirlo no puede escribirlo, puede describirlo. Es decir que el escritor está dentro de la novela.
Más allá del tema de la dictadura, el tema amor-poder recuerda un poco la relación que se le atribuye al presidente Chávez con el pueblo...
Si. Esta novela puede prestarse sin duda alguna a malas interpretaciones y a pensar que yo estoy hablando del presidente Chávez y avalando, de alguna manera, la idiotez más grande del planeta que es que aquí hay una dictadura.
Para escribir esta novela estuve en Argentina y en Uruguay, hablando con torturados, hablando con verdaderos exiliados y verdaderos presos políticos que pasaron 20 años fuera de su país. Pero esto es un paréntesis. Yo creo que todo poder es una relación de amor. El poder dictatorial es una relación de amor consigo mismo. El poder también puede ser una relación de amor, de frenesí como lo dijo alguna vez alguien sobre el presidente Chávez, con el pueblo. Pueblo se llama Pueblo precisamente porque yo creo que detrás del objeto de toda la novela está una reflexión sobre el desamor de un gobernador a un pueblo, que se ve reflejado en el amor a una persona, esa persona puede ser él mismo al final. Creo que la diferencia entre la dictadura y la democracia se basa también en una relación de pasión, de amor. En el caso de la dictadura, Yo el Supremo de Roa Bastos por ejemplo, el dictador se ama a sí mismo. Gobernador, en el caso de Pueblo, ama a otra persona y para liberar a esa otra persona es capaz de oprimir a toda la mayoría, a todo el resto. La política es una pasión, es una relación erótica y una relación de amor, de uno o varios –uno si es un dictador, varios si es una oligarquía– con un pueblo. Y como toda relación de amor también puede ser una relación de odio.
¿Cómo describiría Pueblo? Antes se hablaba sobre todo de clase obrera, de trabajadores, pero ¿qué es pueblo?
Muy buena pregunta. Yo estuve más de 10 años de mi vida haciendo una maestría y un postdoctorado sobre una sola palabra: “pueblo”. Y pueblo pueden ser muchas cosas. Puede ser una clase social: el pueblo contra la élite. Pueblo puede ser una no-ciudad, algo que está fuera de la ciudad. Y pueblo puede ser también una identidad: pueblo venezolano, pueblo francés, pueblo estadounidense, pueblo colombiano. Y desgraciadamente “pueblo” ha dado para todo.
Decir las cosas sin decirlas:
En su cuarto libro, Miguel Ángel Pérez Pirela nos regala una obra sociopolítica, la cual espera que acabe con una tradición de la literatura venezolana que califica de “muy realista”. “El cine y la literatura venezolana son muy descriptivos. Por eso tiene tanto impacto el tema de los malandros, del secuestro, etc. No quiero generalizar, pero el escritor venezolano describe mucho; es una literatura muy dura, muy testimonial, es una literatura muy periodística en muchos casos. Pueblo no es eso, Pueblo se inscribe en esa tradición completamente onírica; pienso que uno puede decir las cosas sin decirlas, uno puede sublimar las relaciones de poder”.
Usted Renunció a la Vicepresidencia del IDEA, hagalo publico...Pues.
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