lunes, 12 de marzo de 2012

"Librito" García acercó la línea del horizonte

Miguel Ángel Pérez Pirela 
Columna Cayendo y Corriendo
Es una felicidad para todos nosotros que el homenajeado de la FILVEN 2012 sea mi maestro Luís Britto García, autor de más de 60 obras y, sobre todo, un venezolano que nos ha enseñado con la práctica que hay que escribir pa' ver si algo queda.
Luís repite cada vez que puede que afortunadamente los intelectuales orgánicos, y no aquellos meritocráticos, están de este lado de la acera política, aunque muchas veces sean ignorados.
Luís, aquel muchacho ganador por partida doble de ese Premio Casa de las Américas que hizo comentar a más de un malintencionado: "Luís Britto García es el único venezolano que respetan los cubanos...".
Con sus obras, sus dibujos, con su submarinismo, y el amor por la música y las mujeres, Luís Britto García nos ha enseñado el arte de ser un intelectual "todero", que dicho de manera un poco más fina, o acaso rebuscada, sería un intelectual holístico: un touche-à-tout, como dicen los franceses, un indisciplinado e indisciplinario de la vida que entendió que sólo sobrevivimos quienes no nos encerramos en el academicismo de nuestras ridículas especializaciones.
Luís es un ermitaño pero con vocación social: un solitario acompañado. Alguien que puede vivir encerrado en la libertad de su biblioteca y su escritura, pero que al mismo tiempo puede hablar contigo durante horas de los temas más apasionante, más profundos y, claro está, más banales. Alguien que te puede describir pormenorizadamente los mangas latinoamericanos y japoneses y calcular cuántos kilos aumenta uno por el peso del agua después de una sesión de submarinismo, mientras te detalla mapas oceánicos de piratas renacentistas.
Mi maestro Luís Britto García hizo reír a más no poder al Aula Magna de la UCV en la Cátedra del Humor muchos años hace, pero también nos ha hecho llorar con las memorias de los saqueos y los peligros de invasión imperial en sus obras sobre Nuestra América.
Amigo de sus amigo, Luís se paseó por Sabana Grande con su pana recién exiliado, por aquellos años, Eduardo Galeano y me ha contado cómo presenció en persona el caer desmayadas de las venezolanas delante de los ojos azules y tristes de un Galeano recién expulsado de su país por las dictaduras de derecha.
Alguna vez le dije que yo adoraba Caracas como se ama a una mujer fea, sin terminar de entender el porqué, a lo cual me respondió: quizás cuántas mujeres nos han amado pensando exactamente lo mismo. Mi conclusión es que también Caracas nos debe amar a pesar de ser nosotros tan pero tan desgraciados con ella en ocasiones.
Luís ha tenido la paciencia de escribir los prólogos de mis dos más recientes libros y, debo confesar, que desde entonces no logro leer más allá de esos prólogos que he llegado a pensar son más esenciales que esos libros que tanto escribí y escribí y escribí.
Reivindico pues a ese Britto García en quien su amigo Nazoa reconoció el gran escritor que entraría en la historia y, justo antes de morir, le regaló su vieja máquina de escribir y un cheque en blanco (que todavía conserva) pues, según las palabras de Nazoa, nunca nadie te pagará lo que realmente vales, Luis.
No cabe duda: con esa máquina y ese cheque le entregó el testigo generacional de una escritura, un humor y amor, y un compromiso revolucionario que hasta ahora no ha traicionado Britto García.
Con Luís he asistido a reuniones políticas graves, conferencias aburridas, fiestas silenciosas, presentaciones de obras protocolares, programas televisivos preocupantes, largas y libres conversaciones telefónicas y nunca, pero nunca, dejo de observarlo silencioso, como quien observa a un gato aburrido por el mundo y, a la vez, fascinado por partes divertidas de ese mundo aburrido.
En el prólogo que Luís hace de mi novela Pueblo él escribe: "En algún lugar de la novela se establece que 'hay que acercar esa línea del horizonte porque, carajo, está muy lejos de Pueblo'. Acercar el horizonte, hacer próxima la distancia, es el imposible que toda narrativa se propone".
No tengo dudas, Luís Britto García realizó el milagro que mi personaje Gobernador hizo posible en Pueblo: acercó la línea del horizonte de la literatura venezolana y aquí la tenemos frente a nosotros, al pueblo todo, la podemos ver, tocar, oler, vivir.  

1 comentario:

  1. GUAO DEFINITIVAMENTE ESTE ARTICULO ESTA BUENISIMO DIOS TE VENDIGA LUIS Y MIGELANGEL.
    ADEMAS EL PROGRAMA DE HOY ESTUBO SUPER BUENO Y EL IDIOMA ITALIANO TE HASE VER MAS SEXI QUE NUNCA.

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